Recados e Imagens - Fadas - Orkut
................................¡Oh mi amado Dios,

............................soy como una mariposa,

.....................pero tengo pegamento en las alas!

.................................¡Dios, ayúdame!

....................................¡Deseo volar!

............................¡Enséñame a moverlas!

....................................¡Que así sea!

...................................¡POR LA VIDA!



........................... ..¡Y en verdad así es!

...........................¡No puedes hacer nada

......................porque estás pegado al suelo!


.........................¿Estás listo para aprender?

martes, 9 de septiembre de 2008

La Solución al Misterio de «Dios es Amor»

Ahora, cuando podemos resolver el misterio de que Dios es amor, se abre para nosotros una iluminación absoluta. Si comprendemos esta simple declaración, sabremos entonces que cada vez que le hemos dado a alguien sin condiciones hemos sentido el surgir de este sentimiento.


¿Cuántos habéis experimentado ese sentimiento extraordinario al darle a alguien inesperadamente? Que así sea. Ese sentimiento es amor.



Además, cuando las personas se enamoran, lo que realmente están haciendo es entrar en una situación donde se dan mutuamente. Por eso es tan poderoso y magnético. Cuando la gente se deja de querer es porque uno está empezando a tomar más y el otro no está dando nada. Y muy pronto el dulce sentimiento de dar empieza a deteriorarse, porque la idea o nobleza que sostenía la relación sacrifica al amor por la acción de tomar.


Pero si has sentido esto al darle a alguien, has experimentado el sentimiento mágico que ocurre cuando te enamoras de una persona. Esos sentimientos son el mismo sentimiento; no son diferentes. Ése es el sentimiento.


Ahora imagina, si quieres, ese sentimiento en un nivel eterno siendo Dios. Si es así como se siente, ¿entiendes ahora por qué Dios te ha dado continuamente? ¿Cuántos de vosotros entendéis? Porque lo que Dios da en la acción de dar, es amor. Dios está enamorado del amor. Dios está enamorado del sentimiento de dar y de permitir que su cuerpo —el de él o ella— sea moldeado otra vez en un reino nuevo.


Ese sentimiento de dar es lo que Dios es, y todo maestro que alguna vez haya honrado este plano ha procurado enseñar eso a la chusma en el mercado; y enseñárselo de una manera a la vez noble y respetable.



Has sido amado hasta llegar a tener vida. Tal vez no lo sientas el domingo por la mañana cuando te despiertas después de una larga noche de sábado. Quizas no sientas que el amor hizo que te despertaras, pero hay una fuerza llamada vida que te ha amado y que experimentó puro gozo magnético al darte la vida para que pudieras quejarte de ello el domingo por la mañana.


Ahora, ¿no es un enigma entonces que este maravilloso sentimiento haya eludido a tanta gente durante tanto tiempo?


Sus momentos han sido fugaces. Y reinos completos han perecido, y ejércitos enteros han marchado hasta la muerte sólo por amor.


¿Y qué hombre no traicionaría a su propia familia a causa del amor? Parece ser el premio mayor de esta vida. Y la verdad es que lo es.
¿Por qué? Porque el momento en que expresas la acción de dar de manera inigualable es el momento en el que mas te asemejas a Dios en toda tu vida.


¿Quieres estar cerca de Dios? Pues sé Dios. ¿Y cómo eres Dios? Das y amas. Das hasta que sientes ese amor; entonces te asemejas a Dios. Cuando te separas de la gracia de Dios, no es que Dios te haya dado la espalda, sino que tú has olvidado lo que significa la unión armoniosa del amor.



¿Y no imitas esto en todas tus relaciones? ¿No estás buscando a alguien a quien amar o que te ame? ¿No esperas que tus hijos te amen? ¿No esperas que tus hijos encuentren el amor y sean felices? ¿No estás descubriendo que desearías que tus padres encontraran el amor y fueran felices? ¿No se tratan de eso todas tus tarjetas de felicitaciones? ¿No es verdad? Lo es.


Así que si Dios es amor, destapamos el misterio cuando preguntamos: «¿Qué significa todo esto?» Y lo que significa es que Dios es un dador; que Dios es un dador, no un tomador. Mi viejo maestro era un dador y no un tomador. Y esta noble entidad dejó que se extinguiera su pasado y continuó dando hasta que se agotó toda la vida que había en él.


Ramtha

del libro: El misterio del amor